Durante años he asistido a festivales de diversa índole alrededor del mundo. Algunos dedicados al rock alternativo, otros a la música electrónica, al arte pop o documentales. Lollapalooza no ha sido la excepción y he tenido la oportunidad de cubrir cuatro de ellos en tres diferentes países. Como es natural en cada uno de estos eventos han habido opiniones encontradas al respecto de quienes deberian o no estar presentes. Originalmente creado como un festival para darle la oportunidad de mostrarse a bandas alternativas independientes, Lollapalooza ha ido diversificando su propuesta hacia lo popular o "mainstream", sin dejar de lado su propósito inicial. Esta combinación se ha hecho más marcada año tras año y por ende ha ido creando una fuerte división entre fieles fanáticos de la música siempre ávidos de experimentar con nuevos sonidos y sensaciones. 2019 ha sido el año en que esa separación se ha hecho más elocuente. Algunos lo atribuyen a lo que han llamado el "recam